martes, 27 de enero de 2009

No sabes cuanto te he querido (Y)



No sabes cuanto te he querido
olvidarte es saber que no hay forma
ahora tengo que aprender a desnombrarte
con los ojos más que con la boca

Sigues siendo la dueña
del gigante que se esconde en mi silencio
has cambiado mi forma de mirar
has cambiado el sentido de las calles
Caminar sin ti no es del todo andar
has llenado los semáforos de sangre
No me moriré pero ya verás
como no sabré esquivar los vientos que te nombran
no me cansaré de pensar que estás
a mi lado pero no como una sombra
Y no sabes que aún cocino para ti
y no sabes que dibujo tu perfil
con las frases que hace tiempo te escribí
con las frases que ahora estallan junto a mi

Y no sabes que no debes sonreir
no me abraces que no sabré salir de los besos
que de pronto no me das de este fuego
que te alumbra cuando no estás

Has cambiado mi forma de mirar
has cambiado el sentido de las calles
caminar sin ti no es del todo andar
has llenado los semáforos de sangre

No me moriré pero ya verás
como no sabré esquivar los vientos que te nombran
no me cansaré de pensar que estás
a mi lado pero no como una sombra


Paco Bello :)

Feliz :D

sábado, 24 de enero de 2009



En menos de tres líneas en un mail, logró erizar mi piel, poner de manifiesto todas las expresiones de nerviosismo que yo poseía.


“Nos vemos mañana a las tres en la entrada de mi edificio. Si no vas te mato”.


Nada de saludos, ni algún tipo de despedida. Nada de buenos deseos. Nada. Un mandato con claros aires de amenaza. No reparé en compromisos que talvez existieran al día siguiente, no pensé en que decir, en que ropa llevar o que perfume usar. Solo llegué a las tres en punto y la esperé frente a la entrada principal. Ahí yo estaba con una cursi flor que corté en el camino, que a última hora decidí dejar en mi bolsillo trasero. Tres cigarros en fila y la sensación que el tiempo no transcurría.

“A las 15:17 saliste del ascensor agitada pero sin dejar de actuar indiferente. Podría jurar que me viste, mas seguiste de largo.
Tuve que callar un “hola” entrecortado que se había animado a salir. Sacaste el celular y me llamaste. Dejé sonar dos, tres, cuatro veces y al fin me animé a recorrer los diez pasos que nos separaban.
Te tomé por el brazo en un gesto bastante brusco y en silencio te alejé de la entrada. Ya de frente la una de la otra. Sonreíste al decir”:


-Sabía que vendrías
-¿Qué pasa? ¿Por qué me buscaste así?


Respondí tartamudeando, pues debo contarles atentos lectores que cuando estoy nerviosa, hablo rápido o estoy alterada, tartamudeo ridículamente, así simplemente, de forma ridícula.


-Febe, no se que me pasa contigo. Pero no sales de mi cabecita.


Pude haberle respondido que es mutuo, que jamás por otro alguien sentí la necesidad de que perteneciera, así realmente de pertenecer, aunque fuera por una noche a mi lado.


Pude haber tomado la iniciativa y golpearla con un beso que saciara mis ganas y la dejara a ella con más.


Pude haber demostrado lo que sentía, quería y deseaba en ese momento. Pero mis labios no se movieron, ni mi cuerpo, ni mis ojos.


-Me gustas Febe, aunque te metieras con mi amiga aquella noche.


Por un momento creí haber oído mal. Yo le gustaba y ella a mi me encantaba. ¿Podía ser posible? Sus ojos me miraban con una maligna ternura que jamás le había notado. Sonreí con fuerza para evitar tartamudear, hasta que con un toque de arrogancia por fin dije:


-No se que decirte cata, eres una niña.


Ante el comentario me odio, y me odié.


-Sé mucho a pesar de tener quince años.


A mi me hubiese importado un carajo si tenía quince o trece, era una niña sin duda, pero tan hermosa que al tenerla cerca solo deseabas besarla, abrazarla, protegerla. Pero estupidamente seguí la estrategia usada tantas y tantas veces con otras mujeres. Como una obra que se repite noche tras noche, con funciones extraordinarias en días festivos. Los mismos actores, los mismos guiones y los mismos aplausos terminada la función. Pude haber improvisado, haber usado un vestuario distinto o quizás interrumpir su parlamento. Pero opté por los aplausos seguros al final, opté por las escenas ya ensayadas en la que sería la estrella, desde ahora MI estrella.


Le repetí, creo, algún comentario sobre su corta edad, sin embargo pareció no parecerle argumento suficiente para retroceder en la historia que se asomaba.


Ella no dejaba de reír con todo el cuerpo y me coqueteaba, juro que lo hacia.


-Sé que también te gusto. Fue su siguiente frase y ahí me quedé completamente desnuda, sin palabras, sin gestos, ella me había descubierto. No se que parte de mí me delató pero ella se enteró. Afortunadamente sin que yo dijera ni una sola palabra.


-¿Porque lo dices?. Demoré en contestar preparando alguna expresión en mi rostro.


-Lo sé Febe, solo lo sé.


Traté de besarla varias veces, pero me encontré con aire y vacíos espacios que quedaban de ella. Quise agarrarle por la cintura, besar su cuello, oler su piel y terminar sudadas en una amplia cama. Así continuaba la obra. Pero no me dejó actuar. Ella fue director, guionista y actriz, yo apenas leía las líneas que escribió para mí.


Aquélla tarde la pasamos ella y yo lidiando entre mis ganas de lanzarme y sus ganas de contenerme.
Aquélla tarde su rostro se grabó en mi memoria al igual que su nombre, tan suave, tan dulce, tan esencialmente perteneciente a ella.


Abrió uno de esos cajones que nadie ocupa en mi corazón. Limpió los desperdicios y se quedó, instaló su morada en ese inhóspito lugar mas amplio espacio halló. Las visitas no son el fuerte de este latido orgánico.


Dos llamadas de su madre al celular terminaron con la cita. Y cuando creí no conseguiría probar sus labios ella dijo:


-“Debo irme. Te llamaré”. Y mientras mis ojos buscaban los suyos, me beso en los labios golpeándome tan suave como un ángel las puertas del cielo. Cuando apenas abrí los ojos ella subía al ascensor sonriendo.


-“Te quiero” grité, y solo alcancé a ver como su rostro perdía la sonrisa. Supongo que también el mío, aun así no dijo nada, presionó el numero diecinueve y desapareció. Yo me quedé esperando, no sabía bien qué en ese momento.


Ahora comprendo que esperaba más. Sencillamente algo más.

Borderlove [AmorSinLimite]

El primer encuentro. ..




A las nueve de la noche en punto, sonó el timbre, mi corazón latió algo más rápido de lo normal, más aun cuando de la cocina oí el grito de Andrea “flaca abre”.

Frente a mi tres minas, maquilladas como para parecer de dieciocho. No sé cuanto duró ese viaje de miradas nerviosas que chocaban y se perdían intranquilas, ni en que momento exacto el hondo silencio se quebró con la voz más hermosa que hasta hoy he oído.

-Hola, tu debes ser Febe ¿no?
-Si. Hola. Emmm. ¿Cata?
-La misma.
Dijo y sonrió de una manera tan provocante que hasta recordarla me produce escalofríos.

Me presentó a sus amigas, sonrió unas cuantas veces más y estoy segura que notó mi nerviosismo y hasta debió disfrutarlo. Cuando estaba a punto de abrir la boca para decir al menos algo, apareció la mane con un regalo y la apartó para abrazarla y besarla.

Me metí al baño, pues era el lugar más cercano, vi mi rostro en el espejo aun impresionado, me pareció horrible, y por primera vez me pregunté que diablos pasaría si yo no le gustaba a ella. Mi maldita inseguridad, derrotó mi autoestima.

No volví a cruzar palabra alguna con ella esa noche, ni siquiera miradas. No había despertado ni la más mínima atención. Así que después de varios tragos y para no despertar sospecha, casi con rabia centré mis esfuerzos en divertirme, en seguir como siempre mis impulsos y terminé engrupiendome a una de sus amigas. Al final de la noche el carrete estuvo bastante bien, lo de siempre, mucha cerveza, algunas líneas apuradas en el baño y sexo casual del que no recuerdo mucho.
Borderlove [AmorSinLimite]

martes, 13 de enero de 2009

Martes 13

Como si nada fuese corporeamente real. ..
como si el tiempo avanzara, retrocediera y se detuviera en el mismo reloj. ..
Como si conocieses los dialogos exactos del drama que caracteriza mi actuar.
Como si rondaras mis pasos y yo acechase los tuyos. ..
Como si hubiese nacido para vivirte, como si fueses a morir para matarme.

Asi somos, imperfectas soledades momentaneamente correspondidas
pero eternamente finitas.

El amor duele en tantas partes, sabes porque?
porque no crees en sueños,
porque no me besas el cuello y subes tu mano de mi muslo hasta las caderas,
porque no muerdes mis pechos, ni frotamos nuestro sexo .

Duele porque me extrañas,
duele porque te deseo,
porque pienso en ti cuando estoy con otras,
cuando me hago el amor.

Duele en las calles que se recorrieron,
en las bancas donde se confesó.
duele en gargantas apretadas,
en tatuajes por bozquejar,
en estrellas, en flores, en canciones, en fechas, en las mentes. ..

Duele en los recuerdos, en el agrado,
en el "esto sí pasó",
en las sonrisas, en la felicidad

Niegame que te gusta ese dolor ?
No puedes verdad?

¿que seria de nosotras si no doliera, si no existiera? (aun)

Estariamos más tranquilas,
seguramente nos enamorariamos de un buen chico
y tendria tres hijos y tu dos.

Pero dejariamos de ser especiales. ..
Dejarias de tener la certeza que en alguna parte,
en la otra orilla,
alguien siempre pensará en ti como la mujer de los ojos más hermosamente tristes
que se hayan visto. ..

Estarias dispuesta a dejarlo?
Hemos aguantado cinco años, cinco rubia.
Sabias qe eso es mucho?
Un cuarto de nuestras vidas,
pero aun asi no es suficiente ...
Porque aun hay ganas, no sé si fuerza, ilusiones o lucha. ..
pero qeda lo escencial. ..
el tu y yo,
qe no es para nadie más.

Queda el deseo, carnal de revolcarse entre sudores que calman deseos de otro tipo.
Queda tanto ... o tan poco.

Queda mi voz en tus oidos, susurrando meses de ausencia.

Acercate si? aun más cerca. ..
recuestate en mi pecho, que la noche recen comienza.

Te Amo. (L)

lunes, 12 de enero de 2009

Confesión. ..


Me lastimo voluntariamente de día y de noche.
No te entiendo.
No me entiendo.
Me encierro en un clima evanescente
y perdida en mi inconsciencia respiro mi ya clásica locura.
Juego con mis cicatrices,
las abro nuevamente
y dejo que la sangre se desparrame por todos lados.
Ya no hablo, no emito sonido alguno.
El silencio se adueño de mi por completo.
Pensar en claros oscuros.
Creer que eso aun importa.
Sonreír y en realidad querer matar.
Ya no soy la misma que fui...
y un pedido de auxilio no es suficiente.

Acostada en la cama siento el frío de tu cabello húmedo sobre mi espalda desnuda.
Tus caricias suben por mi cintura delicadamente.
Me das pequeños besos en el cuello y de a poco llegas a mis labios.
Sonrojada me miras y te alejas.
Te pierdes en mi cuerpo, en cada parte de el me llenas de besos.
Tus manos me recorren entera, como si me conocieras de memoria.
Te sientes afortunada y me lo dices.
Vuelves a mi boca y me besas apasionadamente, dulcemente.
Siento tu respiración ahogada.
Hace frío, pero el ambiente se vuelve muy cálido.
Sabes lo que me causa placer, te noto feliz por eso y te abrazo fuerte.
Cada centímetro de nuestro cuerpo esta en contacto.
Mi pecho con el tuyo,
mis piernas con las tuyas,
mi abdomen con el tuyo,
mis brazos con los tuyos,
mis labios con los tuyos...
“Te Amo” me dices al oído y besas mi cuello.
Puedes sentirme... puedo sentirte.
En cada momento me miras y me llenas de calma.
Me haces desearte una y otra vez,
hasta dormirnos... mientras juegas con mi cabello.


Aun siento tus brazos alrededor mío...
No quiero dejarte ir.



Resfrío paseo,
de alba invernal,
acumulo enfermedad,
Tu belleza el arma,
mi mente la herida.

una espera afuera
ay! dolor no duelas aquí
no midas el mar
mide más mi soledad

sábado, 10 de enero de 2009

Siempre. ..

contigo tengo todo
(menos a ti...)
me haces bien, tanto como me haces mal
te quiero, y te odio
haria de todo por ti, y aveces no haria nada
tengo tantas cosas para decirte, y me las callo todas.
y yo te quiero y te voy a querer siempre mas de lo que tu a mi
y eso esta bien
lo acepto asi

aunque no lo quiera te quiero.

aunque no lo quiera :)

viernes, 9 de enero de 2009

MIndfulness



Empieza la Terapia.

Mindfulness. ..

El término mindfulness no tiene una traducción exacta al español. Puede definirse como una atención y conciencia plena del momento presente. Es decir, se trata de centrarse de un modo activo y reflexivo en el aquí y el ahora, en contraposición a la fantasía o el soñar despierto.

Se trata de observar sin juzgar, sin crítica ni rechazo, sin valoración alguna, sino aceptando la experiencia tal y como está aconteciendo.

Centrarse en el momento presente


Consiste en sentir las cosas tal y como están sucediendo, sin pretender ejercer ningún control sobre ellas. Es decir, no centrarse en un pensamiento para modificarlo, sino que centrarse en un pensamiento, actividad, imagen mental, etc. en sí mismo, sin pretender cambiarlo ni hacerlo desaparecer. Eso ayuda a aceptar las experiencias tal y como son, sintiendo lo que sucede, sin huir, incluso aunque se trate de una emoción desagradable. Eso permite que lo que ha de suceder, suceda de un modo completo, dejando que cada experiencia sea vivida en su momento, en el presente.



Apertura a la experiencia y los hechos

Consiste en centrarse en lo que se está viviendo, en vez de centrarse en las interpretaciones que pueden hacerse de dicha experiencia. Uno se centra en lo que siente y percibe, sin usar el lenguaje para interpretarlo o traducirlo, pues el lenguaje puede sustituir a lo real, lo hace uniforme y lo enmarca en cuadros predefinidos y estereotipados. Por tanto, nos limitamos a observar y sentir aquello que nos sugiere lo observado, dejando que unas sensaciones lleven a otras de un modo natural, sin ejercer control alguno.


Aceptación radical


Durante el mindfulness, la experiencia se acepta tal y como es, tanto si es positiva como si es negativa, tanto si es agradable como si resulta desagradable, aceptando las experiencias como naturales, como un observador que abriera tu mente y observara lo que en ella hay, sin valorar ni juzgar, sin decir "esto está bien" "esto está mal, "esto es horrible", "esto es maravillo", "esto es sucio"... Se acepta tanto la experiencia como las reacciones a ellas, considerándolas naturales y normales. Así pues, las emociones negativas se ven como normales, no como algo horrible de lo que hay que huir, sino como parte de una experiencia humana que es necesario vivir.


Elección de las experiencias.


Uno elige con qué experiencias quieren usar esta técnica, es decir, elige en qué desean centrarse. Una vez que han elegido la situación, han de vivirla tal y como es, aceptando todo lo que acontezca (las emociones, ideas, imágenes mentales, deseos, etc. que surjan durante la experiencia).


Renunciar al control


La aceptación implica renunciar al control. En vez de tratar de controlar las reacciones (como llanto, etc.) o emociones, debe experimentarlas tal y como se producen. Es decir, el objetivo no es reducir (controlar) el malestar (ira, tristeza, culpa, miedo...) sino experimentarlos tal y como aparecen.

Así pues, las técnicas de mindfulness pretenden lograr que la persona se deje llevar por sus sensaciones y emociones, dejando que actúen de forma natural. Esto permite que determinadas emociones, cambios fisiológicos, etc. que operan de forma autónoma se regulen de acuerdo con sus propios sistemas naturales de autorregulación. Cuando se intenta bloquear o controlar las emociones, se alteran los mecanismos de autorregulación porque no se experimentan por completo, de forma que no se dispone de toda la información necesaria, porque cuando una persona intenta controlar o bloquear una emoción, deja de sentirla de un modo real y completo. Esto no significa que ciertas técnicas psicológicas destinadas al manejo de emociones y comportamientos no sean eficaces. De hecho, las técnicas cognitivas pueden resultar mucho más eficaces después de usar el mindfulness, cuando una persona se ha permitido experimentar la situación por completo, y ha dejado que acuda a su mente toda emoción, idea, imagen mental, etc., las cuales le proporcionarán una valiosa información que podrá utilizar después para trabajar en la superación de un problema emocional.




La dulce carola










Yo conozco la historia de un tipo que se enamoró desde una ventana. Es la historia de un amigo, vive en México, en el D.F., trabaja en la octava planta de un edificio, en unas oficinas en el centro de la ciudad.

Y un día, estaba con la mirada perdida en el smog del D.F. cuando bajó la mirada del cielo a la calle; o más bien del smog al cielo, porque allí estaba ella, la dulce Carlola, de belleza soberbia, radiante cruzaba la calle, y a sus pasos se detenía toda la ciudad. En frente, había un edificio en obras, y todos detenían su ritmo frenético para observar aquella mujer.

Un obrero estuvo tentado de lanzarle un piropo, pero el de al lado le dio un codazo para callarlo; tal era el silencio litúrgico que imponía esa mujer. Y mi amigo se quedó embobado mirando aquella mujer, cruzando la calle… Ella iba pensando en lo suyo, pensando quizás en lo duro que iba a ser su nuevo trabajo en el restaurante de la esquina. Se quedó embobado viendo cómo la puerta del restaurante devoraba a aquella mujer menuda, y supo mi amigo que nada sería igual.

A la mañana siguiente, después de haber estado toda la noche pensando en aquella mujer, mi amigo salió a la ventana, se asomó… Y allí la encontró. Y aquella cita era diaria, aquella cita se convirtió en una obsesión; día a tras día mi amigo se asomaba a la ventana y la veía pasar, se preguntaba como sería ella, como sería su vida, como despertaría, como dormiría. Pasaban los días, y pasaban los meses, y mi amigo a veces creía percibir el perfume de ella desde lo alto del edificio, fíjate. Creía escucharla tararear una canción y la melodía le perseguía durante todo el día. Y pasaban los meses, y pasaron años… Y mi amigo asomado a la ventana, preocupándose cuando la veía caminar bajo la lluvia sin paraguas, preocupado cuando la creía ver mas delgada… Paso mucho tiempo, y muchas veces estuvo tentado de bajar los ocho pisos para decirle a aquella mujer, que: ¡que diablos! que la amaba. Pero no lo hizo.

Y paso mucho tiempo, cuatro años asomado a la ventana, y planeando el momento preciso para acercarse a ella… Y por fin tomo una decisión: sería este día. Ese día terrible, mi amigo se sorprendió un poco cuando no la vio pasar por debajo de su ventana, pero aún así se fue a buscarla al restaurante; buscó a Carola entre las mesas pero no la encontró, así que preguntó al encargado. Le dijo que Carola se había marchado, no del restaurante, del D.F… Se había ido a Acapulco con su familia, y no iba a volver más…

Y mi amigo supo del sabor amargo de la derrota. Supo que aquella mujer no volvería a cruzar por debajo de su ventana, y subió los ocho piso arrastrando los pies, y no se sorprendió cuando en la octava planta encontró a todo el mundo alborotado, de un lado para otro, frenéticos. Alguien con el rostro desencajado le dijo que la empresa había quebrado, que estaban en la bancarrota, así que todos en la calle. En un día había perdido todo: la mujer que amaba, el trabajo,… Volvió para casa, no muy sorprendido, todo encajaba. El mundo se derrumbaba y lo hacia todo de una vez

Durante mucho tiempo estuvo abandonándose en casa, sin saber que hacer, y solamente pensando en la dulce Carola. Primero sin el valor para salir a buscarla a Acapulco, y luego sin la plata necesaria. Pasó otro año, 5 años desde que vio a Carola por primera vez, y decidió, pues, tomar una decisión. Empezó a buscar trabajo, pero mi amigo tenia 39 años, y en México no es fácil encontrar trabajo a esa edad, porque ya no eres el joven agresivo que buscan las empresas, sabes?, y en todas las entrevistas de trabajo le decían que no y que no. Así que mi amigo decidió tomar una decisión que cambió su vida. Decidió buscar a un coyote (un coyote en México es un tipo que se dedica a negocios turbios). Veréis, mi amigo buscaría a un coyote para que le hiciese una falsificación de la partida de nacimiento; mi amigo bien podría aparentar 34, así que le pediría al coyote una partida de nacimiento que dijera que tiene 34 para así poder acceder a algún puesto de trabajo. Así pues, mi amigo se fue para la Plaza de Santo Domingo, cerca del Zócalo, donde están los coyotes…Y ahí tienes a mi amigo perdido, colgado de un lado para otro. Se acabó perdiendo entre las callejuelas, y apareció en un callejón inhóspito, en un portal antiguo, viejo. Observó como un anciano le sonreía y le hacia señas para que le siguiera. Mi amigo siguió a aquel misterioso hombre, y supo que era un coyote. Le dijo: - yo soy tu hombre, se lo que necesitas, - si ya se, necesito una partida de nacimiento que falsifique que tengo 34, - vale, vale, dame tus datos. Empezó a tomar datos, y mientras tomaba datos, el viejo coyote, le dijo:

-¿ Alguna vez estuviste en Acapulco?

Y a mi amigo le dio un vuelco al corazón y se deshacía en el ácido del recuerdo, - Nunca.- El viejo le dijo: ” Veras, yo vivo cerca de la autopista hacia Acapulco, cerca de Tepozán, ¿Conoces la curva del autopista?” ¿conocéis la leyenda, verdad?, mi amigo también; la del fantasma que hacía autostop en el mismo sitio, que se subía en el primer coche y desaparecía en la misma curva en que se mato… Aquella carretera estaba deshabitada. Casi nadie pasaba por allí por miedo al fantasma. mi amigo asintió, y el viejo le dijo: “Pues veras, muchas veces he estado tentado de agarrar la autopista para Acapulco y empezar de nuevo… Espera un momento”. Y mi amigo, se quedó pensando en Acapulco y mil huidas. Al rato vino el viejo coyote, con los documentos falsos, y se fue para casa. Aquella noche sólo pudo dormir con el recuerdo de la dulce Carola.

A la mañana, el teléfono sonó bien temprano. Alguien al otro lado le decía: “Oye que tienes que venir a la reunión, que es urgentísimo, que tienes que estar aquí, vente para la oficina!”. Y mi amigo colgó el teléfono, maldiciendo al tipo al otro lado de la línea: “¡la oficina!..bah”. El caso es que antes de despedirse, el coyote le había dicho: “Ten cuidado, vuelves a tener 34 años, no repitas lo errores”. Y pensó en las palabras del coyote mientras se despertaba; encendió la radio, y en la radio las noticias de otras veces… Mi amigo buscando los papeles del coyote; no los encontraba… De repente alguien dijo la fecha: era la de hacía 5 años. Bajó corriendo las escaleras y compró el primer periódico que vio. Miró la fecha… y era la de hacía cinco años. Volvía tener 34 años. Agarró el primer taxi que vio, se fue para su oficina volando, subió las ocho plantas corriendo, y allí estaba todo igual: su mismo despacho, la misma gente…Y la misma ventana. Mi amigo se acercó a ella, se asomó y su aliento se detuvo; como toda la ciudad, al paso de la dulce Carola. Todo empezaba de nuevo.

Ahí tienes a mi amigo, con todo el futuro por delante, o con todo el pasado, no se muy bien. Volviendo a mirar por la ventana y encontrándose con aquella mujer; ahora jugaba con ventaja, porque conocía los plazos del tiempo que le quedaba. Aún así, dejó pasar el primer año deleitándose, asomándose por la ventana, y planificando bien la declaración de amor; pensando en la pose precisa, en las palabras adecuadas, y dejó pasar el tiempo. Un día se presentó en el restaurante a la hora de comer, se sentó en la primera mesa que vio libre, y vio a Carola, deambulando entre las mesas, se acercó, se puso delante de él, y le dijo: “¿Qué desea?”. Aquel era el momento, ésa era su oportunidad, así que su garganta se tensó como una guitarra, y mirándola le dijo:

“Una sopa de cebolla y un filete de ráchela bien cocido, por favor”.

Carola tomó nota y se fue. Mi amigo se estuvo maldiciendo toda la noche, así que al día siguiente,ahí le tienes, sentando a la mesa, mirando a Carola, clavando sus pupilas en las de ella y diciendo: “una sopa de cebolla y unos tacos de camarones, por favor”. Y al día siguiente, armándose de valor: “Una sopa de cebolla sólo, por favor”. Y así, día tras día, asomándose por las ventanas viéndola pasar, y a la hora de comer asomándose a una sopa de cebolla… Y el tiempo pasaba. A veces mi amigo creía que ella fijaba su vista en él, y entonces, ahhhh amigo… Entonces las palomas del parque volaban, los borrachos en las tabernas brindaban a su salud, los feligreses en las iglesias se abrazaban, y los soldados en primera línea de fuego se daban largos besos en la boca. Qué va. Ella no reparaba en él. Y pasaba el tiempo, pasaban los días, pasaban los meses, y pasaban los años, años de sopa de cebolla. Por fin llego el momento; no podía retrasar más la declaración. Al día siguiente Carola se iba, y aquella noche casi no durmió mi amigo. Pero al día siguiente ahi se presento, se acercó a Carola como todos los días, y le dedico una sonrisa, quizás mas afectuosa que otras veces. El caso es que se hizo silencio un instante que pareció eterno, ahí pensó decir “Me gustas cuando callas por que estas como ausente”, o no se, quizás, “¿Por qué me despierto de madrugada mientras todos duermen?” Pensó en decirle:” Me dueles mansamente, me dueles, quítame la cabeza, córtame el cuello, porque nada queda de mí después de este amor”. Pensó en decirle simplemente: “Quédate conmigo, por favor”. Y por fin: “Una sopa de cebolla, por favor”. Era inevitable. Mi amigo comió la sopa de cebolla como un condenado a muerte, en calma y en silencio, y se fue para casa. Ni siquiera pasó por su despacho, sabia que la derrota era inevitable, y a mi no me sorprende mucho porque creo que alguien dijo una vez: que “los amores cobardes, no llegan ni amores, ni a historias; se quedan ahí, ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar”.

Al principio mi amigo se derrumbó, pero luego…. Luego también, pero trató de buscar de nuevo al coyote para encontrar la posibilidad de…. De yo qué sé. Y se fue para la plaza de Santo Domingo, y rebuscando encontró el nuevo callejón y el antiguo portal… Y no. Encontró una sucursal del Fondo Monetario Internacional; esos eran otros coyotes, no le interesaban. Así que recordó las palabras del viejo coyote: cerca de Tepozlan, recordó la curva del autostopista. Agarró el carro y se fue para allá… No se sorprendió cuando se encontró un poblado fantasma; aquel pueblo era una sombra del pasado, todo ruinas, abandonado desde hacía mas de 50 años. Empezaba a hacerse de noche. Mi amigo se sonrió, asumió la derrota y decidió volver a casa cuando ya era noche cerrada. Entró en el coche y, al poco de salir del pueblo, encontró a una chica haciendo autostop en el arcén. Mi amigo no lo dudó, paró, bajó la ventanilla, y “¿A dónde vas?”: - al D.F. – “Pues sube”, y al poco de subirse ella dijo: - tenga mucho cuidado en la siguiente curva. Y apenas pudo acabar la frase, porque en la última palabra sonó el reventón de una rueda, así que mi amigo, se tuvo que hacer a un lado de la carretera, y dijo: “disculpa”… Y tenías que ver la cara del autoestopista. Porque la curva quedaba lejos.

Bueno…Pues, se detuvieron, él bajó a cambiar la rueda, y ella con él… Y empezaron a hablar; una conversación trivial, pequeñas cosas, que fueron creciendo como bolas de nieve hasta convertirse en grandes cosas - ¿Y tú de dónde eres?, - Pues yo del D.F., y él le preguntaba :”Y a qué te dedicas”, y ella decía: “antes estudiaba, pero ya no”… Al rato no sé que le estaría contando él porque ella se descojonaba de risa, y jamás nadie había tardado tanto en cambiar una rueda, la verdad. Y la noche pasaba, y mi amigo le empezó a contar la historia de la dulce Carola, del coyote, y de la ventana, y de la sopa de cebolla, y le decía a la mujer: “¿Te lo crees?”, y la mujer decía:

“Si yo te contara… Yo sé lo que es desaparecer justo en el momento preciso, yo sé lo que es repetir la historia una y otra vez…. Yo te entiendo”.

- ¿Tu crees en los amores a primera vista? – ¿acaso existen otros?

Aquella mujer, la autostopista era hermosa, no se si tanto como Carola, pero era hermosa, triste pero hermosa. Aquel silencio fue eterno, y él le dijo: volvamos al coche, te llevo al D.F. Y mientras se subían al coche, el pensó en decirle: “Quédate conmigo, huyamos juntos a cualquier sitio, empecemos de nuevo, yo que se!”, y quizás ella pensaba lo mismo, pero, sin embargo, dijo: “Ten cuidado con esa curva”. Y mi amigo tuvo mucho cuidado, paso la curva, y con los ojos fijos en la carretera, mi amigo no se atrevía a mirar en el asiento de al lado. Quizás ella también se había marchado como la dulce Carola y volvía a estar solo, y sabiéndose solo, se dirigió hacia la autopista y cuando iba a entrar en ella escucho una voz al lado que decía:

“¿Alguna vez has estado en Acapulco?”

Mi amigo miro en el asiento de al lado y hay seguía ella, ahora estoy seguro era mas hermosa que Carola, mi amigo dijo:” Nunca”, y ella le dijo: “Pues llévame”. Yse fueron, y así siguen en la carretera. Mi amigo no volvió a ver a Carola, porque lo importante no era Acapulco, lo importante era el viaje, y saber que hay que tener memoria para no repetir los errores y saber que la historia no se debe repetir.

Sobre los fantasmas, no sé si creer. Yo no sé si hay vida después de la muerte. Hay gente que se cuestiona si hay vida antes de la muerte. Yo personalmente me cuestiono si hay vida antes de las 12 de la mañana…

El caso es que por aquella carretera ahora pasan después de media noche, no se si existe un coyote que me devuelva a mi pasado, no creo, pero yo personalmente no dejare que pases por debajo de mi ventana sin pedirte que te quedes conmigo, ni que subas a mi coche sin que emprendamos una urgente huida.

Ismael Serrano - “La dulce carola”.

jueves, 8 de enero de 2009

Solo una ves más . ..




Que es lo que disparas en mi interior?.
Porque cruje mi voz a decir tu nombre, evocando tu persona aunque no se trate de ti?.

Busco la respuesta dejandome caer en tus palabras. Y solo consigo mas sintomas de una locura sinrazon.
De extrañar gestos que aun no conosco, conversaciones que no han sucedido, partes de tu y yo que aun no tuvieron lugar.

Camino en las calles vacias del amanecer. Siempre me parece que tu sombra me acompaña, por estos lugares que yo recorria antes de saberte y que distan tanto de donde estas.

Un eco profundo se hunde en mi pecho. La locura deja escapar de entre mis labios tu nombre, y susurra:

Solo una vez mas a tu lado...

miércoles, 7 de enero de 2009

Siempre. ..


…es mejor pensar que las cosas pasan por algo, o no pasan, ni tan solo se acercan a suceder. Como el día de las imagenes que duelen. A punto estoy de dar un paso que tampoco será el definitivo, porque si fuera definitivo estaría muerta. La vida es cambiar y mutar, y la incertidumbre de no saber porque no te sucede (o sí) lo que quieres.

el tiempo nos moldea al antojo de nuestro destino no escrito.

Me duele.s




. ..me duele, sin más, sin adornar, sin decir, sin conjugar, asfixiando, removiendo, frustrando, desoyendo a todos, me duele, me duele, sin más, sin esperanza verde de buenos tiempos, sin más, la verdad empírica está llena de malos hechos, la verdad ingenua está llena de buenos deseos y palabras. Mi verdad, quien la quiere? a quien le importa? donde nace? quien la nutre? donde muere? mi corazón a mil por hora, la mierda me cubre el rostro, la imbecilidad de mis actos me producen los frutos podridos, mi alma podrida, mi bilis en la acera a las 5 AM.

Quien me dice? quien me alienta? cambiaré mi dinero por alguien que me escuche, fingiendo que le importo, que todo es más fácil que como yo lo veo, que todo “vendrá”. Pues viene la mierda, cada vez más grande, viene la baja autoestima, viene el vacío, viene lo difuso, las gotas disperas, el estar perdida. Cogeré una botella de vino y me la beberé de un trago, y luego que mi mente haga lo que quiera, porque ya paso, ya no quiero, ya no la domino, ya no lo intento, estoy cansada, cansada, cansada de nada, cansada de nadie, cansada de mi.

Porque yo con desamor permanente y con desilusión contínua no existo, no vivo, no veo, no sirvo, no soy, ya no.

Me duele, me dueles, me dueles.

.. .

Nada más, quiero el silencio.

Tu silencio me agota . ..




y al mío obligado aún más. Dónde estás? donde está tu voz? dónde busco tu rastro? Cómo puedo decirte algo? Cómo hablarte?

Estoy agotada, frustrada, confundida, abatida, qué difícil es aceptar un silencio cuando siempre he sabido que estamos hechas para ser una.

Pero es lo que me toca vivir, día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto.

Voy a tener que acabar diciendo “hasta aquí”, y será una de las lástimas más grandes de la vida.

Yo no lo elijo, fui la más afortunada por tenerte. Ahora no sé quien soy.

viernes, 2 de enero de 2009

Bailame el agua [Tenia tantas ganas como miedo]. ..


ésta es tu vida
se acaba a cada minuto
sabes que siempre te ví como un muerto
con los días gastados antes de empezar

sin embargo a ratos te tengo
tantas ganas como miedo
será que me has conocido
en un momento 'extraño'

que soy el corazón roto de Jack
y su completa falta de sorpresa
si yo rebajo mis espectativas [down to hell]
serás capaz de elevar tú las tuyas? [up to heaven]

olvida todo lo que NO te he dicho
sácame de quicio, hazme sufrir
sólo hazlo
porque está escrito

puedes tragar medio litro de sangre antes de vomitar
puedes escribirle una carta a los reyes magos
para que te devuelvan el sentido
la libertad

avísame cuando resucites
cuando quieras dejar de morir
sin cicatrices

quizá siga aquí

¿Serías capaz de explicar todo lo que sientes en tan solo 65 palabras?





Te quiero porque creo que entiendes como soy ,
te quiero porque a ti te puedo contar
lo que a nadie le puedo contar ,
porque puedo sentir que mi vida a tu lado
cobrará sentido y dejará de ser vacía ,
te quiero porque me preguntaste
cuantos años tenía cuando murió mi padre ,
y eso nadie me lo había preguntado jamás ,
te quiero tanto que me gustaría…
-¿ Qué te gustaría?
- Se me agotaron las palabras. Supongo que 65 son pocas, ¿no?

jueves, 1 de enero de 2009

Recuerdo. s




Quizá les haya pasado en alguna ocasión, quizá alguna vez caminando por la calle les pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amaron hace mucho tiempo, apenas fue un instante, un breve destello de luz, el suficiente como para dejar una quemadura en la retina y en el alma. El suficiente como para dejarte paralizado en mitad de la acera sintiéndote a contracorriente de todo, sin saber muy bien que hacer o que decir. Y se le llena a uno la cabeza de recuerdos. Y el caso es que no estás seguro de que se trate de esa persona, porque primero fue como digo un breve instante, y en segundo lugar porque hace tanto tiempo desde la ultima vez que os visteis que...que...todos hemos cambiado en este tiempo. Y tu también aunque a veces te niegues a reconocerlo. Y está bien que así sea. El caso es que entonces uno queda dudando en mitad de la acera pensando si no será que uno confunde la realidad con el deseo, quiero decir que quizá si se trate de esa persona, pero a lo mejor no, a lo mejor uno lo desea tanto que la inventa entre la gente. Desapareciendo y apareciendo, apareciendo y desapareciendo. Y no digo que quedara algo urgente por decir, algo pendiente, quizá no sea eso, quizá sea un deseo inconsciente y uno solo quiere encontrarse con ella para decirle cualquier tontería, quizá para recuperar un retazo de aquellos tiempos en los que eramos eternos e invulnerables. Quizá solo para decir qué ha sido de ti en todo este tiempo, qué fue de nosotros, qué ha sido de mi. Algo parecido ocurre en la canción que vamos a cantar ahora. Transcurre en el metro de mi ciudad, Madrid. Es la historia de un tipo que entra en el vagón del metro y encuentra en el asiento del frente a una muchacha que le recuerda a una mujer a la que amó. O quizá sea ella. No lo sabe y está también lleno de dudas. Lo que voy a contar a continuación lo entenderá quien conozco la canción. Quien no conozca la canción tendrá que esperar a que la cantemos para entender lo que voy a contar a continuación. Muchos familiares y amigos se acercan para preguntarme sobre esta canción, sobre el final de la canción, más bien para preguntarme que qué diablos le pasa por la cabeza a la muchacha que protagoniza dicho final. Nunca puedo satisfacer a quien pregunta porque no tengo ni puñetera idea de lo que le pasa por la cabeza a la muchacha. Pero sí se algo. Se que un día todo cambiará. Espero que más pronto que tarde pero un día, las cosas serán diferentes. Un día el muchacho entrará en el vagón y la encontrará en el asiento de enfrente, radiante y luminosa. Se acercará a ella y le hará la pregunta que siempre le hace al terminar la canción . Y un día, todo cambiará. Ella se levantará de su asiento sosteniéndole la mirada, el metro detendrá su ritmo, todas las cabezas se girarán hacía ellos, la ciudad también se detendrá, la gente parada en las aceras, los coches en mitad de la calle, las palomas emprenderán el vuelo. Ella se acercará mucho a él, y un día le responderá de forma muy diferente a como lo hace en la canción.







Recuerdo.

Me levanto temprano, moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.

Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Y en el asiento de enfrente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.

Esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.

No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.

Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.

Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.

Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.

En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.

A ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.

Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"
Y una sonrisa tímida responde:

"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años".

Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Ismael Serrano