domingo, 23 de agosto de 2009

¿Cómo sigue el amor, después de hacer el amor?



Quisiera amarte mejor o no amarte nunca más.

No soporto esa estúpida manía tuya de mirar a aquellos lugares en los que yo no estoy.

Lamento que, habiéndome olvidado de ti , no haga otra cosa que recordarte.


Búscame algo que hacer para cuando tú me dejes.*


A veces, después de tanto tiempo, tenemos que volver a elegirnos.

Tenemos que revolvernos por dentro.

Tenemos que celarnos de nuevo y hacer el amor como la primera vez.

A veces es difícil volver a preparar la cena y beber el vino de siempre en copas nuevas.

Alborotar las camas y los comedores. Las cocinas. Alborotar los cabellos y sudar.

Volver a escogerte después de un tiempo tan despiadado con nuestros cuerpos.

Morir cada noche para nacer con más ganas. Ser insensatas y locas.

Emborracharnos juntas y por separado.


Volver a elegirte al final de la noche, de cada noche.*


Te elijo a ti, y es mi problema no?

aunque también el tuyo al parecer.


No me odies por ello.


Ta*

viernes, 21 de agosto de 2009

Nada*




La piel solo entiende de necesidad, anhela en cada uno de sus poros el contacto ajeno o conocido. La boca solo entiende de deseo, muere por cada beso que puede llegar a dar.


Y entonces, todo se da la vuelta. Las lágrimas no entienden de sentimientos, y el corazón no entiende de emoción.


Nada entiende nada.


Los días pasados han volado, se han borrado, y solo aparece la claridad de los nuevos. Los nuevos días tan tentadores... y seguidos. No hay cabida para los meses, ni para la espera; eso no ocurre. Pero entonces, hay algo que si entiende demasiado: el pasado. Y aparecen los meses, y las palabras escritas... y todo substituye a los nuevos días.


El ánsia de los días pasados, te arrastra... y ya no hay ni dias, ni boca, ni piel, no hay nada... no queda nada.



No puedo substituir lo que sentía cuando tú me escribías algo, porque no equivale a quién me lo dice... no si no eres tú.




Ta*

domingo, 16 de agosto de 2009

Alguien qe bese como tú . (8)




Cuando ella me besaba lo hacía con ternura, con pasión. Me mordía siempre el labio inferior antes de emitir un suspiro conmovedor. Me agarraba de la cintura y casi me hacía bailar mientras sus labios buscaban los míos, mientras su lengua recorría mi cuello, y yo me llenaba de placer, de lujuría, de una tremenda fuerza física.
Otras veces sostenía mi cara con sus manos, más fuerte cuanto más desgarrador fuera el beso, y me susurraba al oído, bien bajito, que le volvía loca. Y yo me dejaba hacer, muerta de placer, llena de sentimientos. La besaba, buscaba su boca furtivamente, y al encuentro la secuestraba. Me saciaba de ella, de su sabor, de la textura de sus labios y de su lengua. Mi cuerpo reaccionaba y la llevaba a la cama o al sofá, y disfrutábamos, yo de ella y ella de mí. Pero también sabía besarme como si el mundo fuera a acabarse en aquel beso, como si la lluvia comenzase a caer y nos empapase de agua y de amor, como si las estrellas, una detrás de otra, fueran a aplaudir nuestro beso. Sabía besarme, sabía encontrarme, igual que sabía encenderme. Y me besaba lento, muy lento, y yo escuchaba su respiración y aguantaba la mía para guardarla en mi memoria, para grabar aquellos besos en el recuerdo, pues sabía que un día se acabarían.
*Nunca me han vuelto a besar igual.
Ta*

jueves, 13 de agosto de 2009

Te echaré [tanto] de menos. ! (8)



Cada poro de tu piel es mi aliento, pero también mi desdicha.


- ¿Me has echado de menos?


La miré, como si nunca hubiera observado sus ojos, su mirada penetrante, curiosa. La miré y comprendí que de mi respuesta colgaban sus ruinas, sus recuerdos. La impaciencia con la que titilaban sus ojos era la misma de quien busca una razón para justificar sus errores anteriores, de quien busca una gran tirita para tapar el daño causado y los problemas sin resolver. Un “sí, te sigo queriendo” era un ladrillo con el que comenzar a construir su presente de nuevo, desde los cimientos y no desde el tejado. Me quedé absorta en sus ojos transparentes, y ella aguardó de la manera en la que aguardan las personas a las que no les queda nada.


Miré al mar, intenté respirar, concentrar mi vista en un punto fijo que no me recordase ni su mirada, ni sus labios. Y contesté.


- Cada día te he echado de menos un poco más, hasta que un día no podía dar más de sí, ni de mí. Cada día sin ti ha sido un suplicio que no quiero volver a repetir.






"La cobardia es asunto de los hombres no de los amantes los amores
cobardes
no llegan a amores ni a historias se quedan ahi, ni el recuerdo los puede
salvar ni el mejor orador conjugar"





Ta*

lunes, 3 de agosto de 2009

In Love :)



He insistido y al final he logrado irme a vivir a tu bolso, convertida en lápiz de labios.
No soy demasiado roja, más bien un color anaranjado que te sienta fenomenal.


Por las noches te acompaño en los espejos de los baños a los que vas. A veces te quejas porque me derrito con facilidad y entonces tienes que cogerme con los dedos y untarme. Y claro, yo me quedo un poco rota. Pero has de entender el motivo de mi derretimiento: estar en tus labios toda la noche es demasiado para mi.

Otras veces llego a odiarte porque te empeñas en ir dejándome en otras bocas, cuando me prestas o cuando vas besándote con otros (esto no lo soporto, sinceramente).

Aún así tengo mucho miedo de que esto termine. Mi trayecto en tu vida es corto, de apenas dos o tres meses. Cuando me acabo…ale, a la basura.

Por eso a veces me escondo en los lugares más insospechados de tu bolso… para que no me encuentres y me gastes.

Creo que te gusta mucho cómo te quedo.
( pero es tan breve el momento)
Ta*


Que yo no te viajo, te vagabundeo.

Me declaro nómada de tus dominios, ya no tengo hogar.

Mi marcha bípida me configura irremediablemente al camino, pero yo insisto en permanecer por tus muslos.

Que yo no soy tu viajera, sino la turista de tus cuatro monumentos.

Tampoco conozco límites, sólo tus fronteras.

Ya ves, contigo no soy capaz de desplazarme más allá de tu contingente. Me aíslo.

Lo importante, por si aún no te has dado cuenta, es la itinerancia de tu palabra.

tu palabra, tu palabra.
llename.
como siempre.

Te amo*

sábado, 1 de agosto de 2009

Jovenes y Hermosas. ! :)



La lluvia suspendida en los neones
araña mis pulmones y el barniz
rojo metalizado del coche que te ve salir
del metro de Callao, envuelta en una nube
de cenizas y Tresor,
cansada como el humo de mi boca,
como el día en que dijiste adiós.

Rubia, ¿qué haces aquí?
Esto está lejos de tu barrio.
Y el dulce bisturí
de la memoria, el viejo tacto
de tu mejilla, me cortó.

Tómate algo conmigo
antes de que ardan las aceras,
de que la primavera acabe y cuéntame
que hiciste en este tiempo,
dime que estás bien.
Entremos aquí mismo, ¿te casaste?
No me digas...
Jefe, un par de cañas.
Confiesa que me buscaste
entre los escombros,
en las ruinas del alma.

Dime que aún recuerdas
el asiento de atrás del coche,
los mirones del parque,
césped en mis pantalones
y la certeza de sentir.

Mirabas siempre al sur,
joven y hermosa.
Decías que tras la autopista
me esperabas para huir.
Mirábamos al sur, no fui tan lejos
por no encontrar al otro lado
las certezas que perdí.
Y esta claridad.

Yo sigo con mi lucha y mis canciones
y para morir joven ya soy viejo
-nunca fue mi afán-.
Que la vida iba en serio
ya te avisó un poeta,
y como a mi, hiciste bien,
tampoco lo escuchaste.
Por eso te seguí hasta el precipicio,
y acaricié las luces de tu estambre.
Me dejaste la guerra,
y los manojos de ortigas.
Te fuiste con mi aliento,
con mis discos de Sabina
y la llave del porvenir.

La herrumbre de los años te respeta.
Otra cerveza. ¿Cómo que te vas?
Con las prisa de siempre, rubia.
Sigues igual.
Bueno, tienes razón,
algo hemos cambiado.
Nos agotó el reloj.
Tú te cambiaste de tinte,
yo cada día miento peor.
Te acompaño hasta el metro.
No, mujer, que no es molestia,
y si te faltan refuerzos:
mi teléfono en tu agenda
y la certeza de sentir.

Mirabas siempre al sur,
joven y hermosa.
Decías que tras la autopista
me esperabas para huir.
Mirábamos al sur, no fui tan lejos
por no encontrar al otro lado
las certezas que perdí.
Y esta claridad.

Y esta claridad...


. .. Había olvidado está canción entre la cantidad de música de mi reproductor,
y apareció ayer. cuando la[te] necesité.

tienes la culpa de TODO.
te regalo mi sonrisa,
todos mis abrazos.
y vamos a tomar un helado de Pie de Limón?

(L)