lunes, 1 de diciembre de 2008

La polera roja (L)






Febe decidió ordenar la casa. En medio de cada ambiente había cosas tiradas, bolsas que devolver, ropa limpia, ropa sucia... Un sin fin de cuestiones por resolver.


Al momento de planchar encontró una polera roja que no le pertenecía y que había lavado para retornarla en condiciones. La miró, la dobló y la posó en su cama.


Cuando todo quedó en su lugar la prenda aun permanecía allí, como esperando su decisión. Febe no pudo más que guardarla en un cajón hasta la noche y disponerse a usarla para dormir. Como si vestirse con su polera fuera parecido a volver a dormir con ella y envolverse con su amor...

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