Ella: La esperanza tan dulce, tan pulida, tan triste, la promesa tan leve no me sirve.
Él: Aunque sea un trueque mínimo, debemos cotejarnos.
Ella: No me sirve tan mansa la esperanza, la rabia tan sumisa, tan débil, tan humilde...El furor tan prudente no me sirve. No me sirve tan sabia, tanta rabia.
Él: Estás sola, estoy solo; por algo somos prójimos. La soledad también puede ser una llama.
Ella: No me quieras, por favor, no me quieras, no me quieras, no me quieras…
(…)
Él: Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? No me es posible concebir ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando. Te quiero.
Ella: Yo también te quiero, pero puedo quererte sin tenerte. Hemos volado juntos. ¿Qué más hace falta?
domingo, 15 de marzo de 2009
... qe pueda hacerse el Amor más qe volando ...
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